El agente tiene una paciencia que probablemente no tendría si no hubiera cámaras de televisión delante. Seamos sinceros... el mismo Job le habría hecho tragarse la boquilla en el cuarto intento.
Sé que muchos creeréis que esto no es bastante, que no fue para tanto. Por eso nuestro protagonista nos deleita también con un baile de esos que crean escuela y que probablemente os sonará, porque está inspirado en los pasos de algunos musicales y coreografías de Fama (la película, la serie y el programa de Cuatro, todo en uno).
En cualquier caso, el nivel de ebriedad del amigo no llega ni por asomo al de aquel anciano que intentó beberse el alcoholímetro Dios sabe en qué país, pero le anda al acecho. Que digo yo... no puede ser tan difícil eso de soplar, ¿no? Ininterrumpidamente, todo de una, sin parar, hasta que te digan. Quizás si hubiéramos intentado conseguirlo con monos con sombrero habríamos obtenido un resultado satisfactorio.
El problema es que muchas veces nos ponemos delante de la cámara y no pensamos en lo que vamos a hacer, ni en la repercusión que puede tener, ni en que existe YouTube, ni en que al día siguiente tú tendrás que salir a comprar el pan y la gente que te conoce igual te retira el saludo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario